Sánchez Ferlosio: Pecios XI

(¡Fuera papás!) ¡Qué limpio sonaba aquello de «instrucción pública»! ¡Qué gorrino me suena «educación», «formación» o, peor todavía, «formación integral»! Cada vez me siento más irreversiblemente anclado en el «Ancien Régime». La escuela de hoy se ofrece a las familias a manera de «Plan personalizado» o de «Especialistas en ti». Y hasta la escuela pública se ha dejado infectar por el indecente y traicionero contubernio entre papás y profesores por encima de las cabezas de los niños, cuando las entrañas mismas del concepto de «lo público» claman por una escrupulosa y hasta casi ritual impersonalizad. ¡Fuera los padres de la escuela pública! El que los escolares se enfrenten a solas con la institución es una exigencia capital de la socialidad. De lo contrario, por lo pronto estudiarán -si estudian- «para dar gusto a sus padres» […]

Cuenta Machado que cuando un padre le preguntaba a Juan de Mairena: «¿Le basta a usted ver a un niño para suspenderlo? […] Mairena  contestaba, rojo de cólera y golpeando el suelo con el bastón: ¡Me basta ver a su padre!». ¡Dorados tiempos de la Instrucción Pública!.

∗∗∗

(¿Causalidad o casualidad?) Contra más cachivaches vienen juntando los hombres para comunicarse, menos parece que tengan que decirse los unos a los otros. Aunque también es posible que nunca hayan tenido mucho que decirse y sólo ahora la sobra de medios los pone en evidencia.

∗∗∗

(Españolez) Uno de los rasgos característicos de la españolez es el de que los españoles nunca oyen nada que les merezca decir «Es falso», sino tan sólo cosas de las que decir «Es total, absoluta y rotundamente falso».

∗∗∗

(Liberales) Mi habitualmente comedida antipatía por la democracia liberal se trueca a veces en exasperación ante el histriónico espectáculo del contribuyente poseído de sí mismo, ese sujeto social y degradado que toma como un agravio a su persona cualquier inesperado contratiempo y se pone a bramar cargado de razón y henchido de ira santa: «¡Yo pago mis impuestos!». Toda su vida pública se ha reducido al mismo papelón de cierto tipo de cliente siempre pronto a saltar como un resorte para exigir el libro de reclamaciones ante la más mínima deficiencia.

Sánchez Ferlosio. Campo de retamas  Rafael Sánchez Ferlosio. Campo de retamas

 

 

Esta entrada fue publicada en Colección de textos literarios o no y etiquetada . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s