Ese es un ejercicio mental que tienes que hacer y que consiste en escribir como si no te fuera a leer nadie. Porque si te pones a pensar en quién te va a leer pierdes la libertad. Si te pones a pensar en gente a la que le gusta mucho lo que escribes vas a tender a acomodarte con lo que escribes. Si piensas en gente a la que te quieres parecer tampoco sirve de nada. Creo que un ejercicio mental que hace un escritor a lo largo de toda su vida es, el momento en el que se pone a escribir, estar completamente solo. No pensar en nadie ni en nada. Pensar únicamente en lo que tiene entre manos, y eso tienes que hacerlo cuando tienes veinte lectores o cuando tienes veinte mil. Recuerdo que cuando empecé a publicar artículos en Granada era muy halagador que de pronto alguien te dijese lo bueno que era aquello, y entonces empecé a ir sitios donde sabía que podía encontrarme con gente a la que le gustaba lo que hacía. Eso es muy peligroso. Se trata de encontrar esa soledad, eso que dice Virginia Woolf en ‘La habitación propia’. En un sentido tienes que estar solo, completamente solo con lo que estás haciendo. Para bien o para mal. Pase lo que pase.
Antonio Muñoz Molina