Escribo con una extraña tristeza, siervo de un sofoco intelectual que me llega de la perfección de la tarde. Este cielo de un azul precioso, derivando hacia tonos rosado claros bajo una brisa igual y blanda, me da a la consciencia de mí mismo ganas de gritarme. Al final estoy escribiendo para huir y refugiarme. Evito los idilios. Me olvido de las expresiones exactas y ellas se me abrillantan en el acto físico de escribir, como si las mismas penas las produjera.
De lo que he pensado, de lo que he sentido, sólo sobrevive unas ganas inútiles de llorar.
Fernando Pessoa
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me parece que tienes reflexiones profundas y una gran facilitada para escribirlas parecen ser parte de tu esencia.
Me temo que el texto, como casi todos los del blog, no es mío. Es de Fernando Pessoa. Yo soy el lector “atento” que va recogiendo aquello que le gusta para compartirlo. Esa es, en parte, la filosofía de este blog.
Saludos
Ok, sigue en esto ya que recrea el espíritu, saludos.