No creo que nadie pueda desarrollar un estilo de forma consciente. Me asombró leer, por ejemplo, que el viejo Maugham copiaba solemnemente una página de Swift cada día cuando intentaba aprender el oficio, para conseguir, digamos, un estilo propio. Yo nunca podría hacerlo, la verdad. Creo que es un error decir «conscientemente», es como preguntar si uno sueña conscientemente. Nadie sabe demasiado sobre esos procesos. Diría que la escritura te hace madurar y tú haces madurar la escritura, y por último, con todo lo que has birlado, logras una amalgama que tiene personalidad propia, la tuya, y entonces eres capaz de devolver esas deudas con una pequeña cuota de intereses, que es lo único honorable que debe hacer un escritor, al menos un escritor que roba, como yo.

Entrevista con Lawrence Durrell (“The Paris Review”. 1953-1983)