Son personajes de ficción, creo. No son personas reales. Apenas hay elementos autobiográficos, la mayoría de detalles autobiográficos son lugares, escenas y ambientes. Creo que no se suele entender lo limitada que es la experiencia de los artistas, todo el mundo se imagina que tienen experiencias sin límite. A mí me parece que son miopes como topos, porque cuando limitas tu campo de actuación a tus propias capacidades resulta sorprendente lo poco que sabes de la vida. Suena paradójico, pero creo que es verdad. Me temo que potenciar los dones también potencia los defectos. Uno de mis principales problemas es la visión defectuosa: no puedo reconocer, por ejemplo, ninguna de las flores silvestres de las islas griegas sobre las que escribo con tanta pasión, tengo que buscarlas. Dylan Thomas me dijo una vez que los poetas sólo reconocen dos aves: el petirrojo y la gaviota, así me lo dijo, y el resto de aves tiene que buscarlas. Así que no soy el único que tiene mala vista, lo cual me obliga a comprobar todo el tiempo mis propias impresiones.

Entrevista con Lawrence Durrell (“The Paris Review”. 1953-1983)
Son muchos los que tienen mala vista y resulta sabia práctica buscar siempre las propias impresiones. Feliz inicio de semana.