Enumero las cinco tendencias:
- La de quienes no tienen nada que contar.
- La de quienes deliberadamente no narran nada.
- La de quienes no lo cuentan todo.
- La de quienes esperan que Dios algún día lo cuente todo, incluido por qué es tan imperfecto.
- La de quienes se han rendido al poder de la tecnología que parece estar transcribiéndolo y registrándolo todo y, por tanto, convirtiendo en prescindible el oficio de escritor.

(En Montevideo)