P.: ¿Cree que las críticas son de alguna ayuda?
R.: Antes de la publicación, y realizadas por personas cuyo juicio respetas, sí son de ayuda. Pero una vez has publicado lo que tienes entre manos, lo único que quieres leer o escuchar son alabanzas. Lo que no sea eso es un aburrimiento, y estoy dispuesto a darle cincuenta dólares si me presenta a un escritor que pueda decir con sinceridad que las remilgadas reseñas y la condescendencia de los críticos le ayudaron en algo, No quiero decir que no haya que prestar atención a algunos críticos profesionales, pero pocos de los buenos realizan crítica literaria de manera regular. Si de algo estoy convencido es de que uno debe curtirse para que no le afecten las opiniones ajenas. He sido y sigo siendo objeto de considerables ataques, algunos de ellos absolutamente personales, pero ya no me afectan: he conseguido leer las calumnias más ultrajantes sobre mí sin inmutarme. Y en este sentido puedo dar un consejo importante: no hay que molestarse jamás en responder a un crítico, jamás. Escribe mentalmente la carta al director, pero nunca la pongas negro sobre blanco.

Entrevista con Truman Capote (“The Paris Review”. 1953-1983)