(…)
En octubre quisiera soñar con la hierba.
Abajo de la puerta de casa está clavado
un mandamiento:
«No matarás»
Pero en el diario hay tres asesinatos cada día
que podrían ser míos o de alguno de mis amigos.
Los leo como una fábula,
de una puñalada a otra, sin aburrirme.
Mientras confunden la carne y la fama
mi alma duerme bajo el movimiento de la mano
de Dios.
