Por la evolución de Internet y las nuevas tecnologías la literatura ha perdido el papel que tenía. Las nuevas generaciones están acostumbradas a los videoclips, YouTube y los videojuegos, que cada vez son más sofisticados. El esfuerzo y la capacidad de concentración que requiere leer un libro ya no se la toma casi nadie. ¿Para qué tomarme la molestia de leerme un libro si en cuestión de segundos tengo acceso gratis a cualquier tipo de información en la que estoy interesado a través de Google? El segundo problema es la democratización del arte. El hecho de que cualquiera puede publicar una opinión sobre cualquier cosa en una red social – y lo que es peor – verse con la autoridad de hacerlo, hace que cada vez sea más difícil distinguir entre la calidad y la morralla. Hay ya mas “escritores” que lectores.
