La ley no tiene la menor relación con las necesidades humanas; es una estafa perpetrada por un sindicato de parásitos. Agarra simplemente un libro de derecho y lee un pasaje cualquiera en voz alta. Si estás en tu sano juicio, parece demencial. Y es demencial, por Dios, ¡si lo sabré yo! Pero, joder, si empiezo a impugnar la ley, tengo que impugnar también otras cosas. Me volvería loco, si mirara las cosas con ojos lúcidos.
