La vida del escritor concienciado y dispuesto a ayudar a la gente no es fácil en ningún sitio. En todas partes la falsificación de la historia, el relativismo de los valores, el racismo y otros tipos de discriminación, el nacionalismo feroz y el fanatismo religioso son los enemigos del intelectual humanista. Las armas de los reaccionarios son siempre las mismas: el descrédito, la difamación, el arrastre por el barro, la mentira, el odio y las acusaciones falsas. Sin embargo, en Rumanía, para poder soportar esos ataques día a día y hora a hora necesitas una capacidad de resistencia casi sobrehumana.
