Un tesoro incomparable
…y así nos parecemos a cierto artista que le ofreció a César Augusto un tesoro incomparable, nunca visto en siglos anteriores, a saber, un vidrio flexible, y como pudo hacer algo superior a lo que hicieron otros, creyó merecer para sí algo más que todos los otros y, con pésima suerte, fue condenado a morir, no fuera a ser que ese vidrio admirable fuese perdurable y todo el tesoro real, consistente en metales diversos, resultase de allí en más despreciable.

(Leído en “Isaias Garde”)