¡Cuántos libros!

Cuántos libros, dios mío, y qué poco tiempo y a veces qué pocas ganas de leerlos! Mi propia biblioteca donde antes cada libro que ingresaba era previamente leído y digerido, se va plagando de libros parásitos, que llegan allí muchas veces no se sabe cómo y que por un fenómeno de imantación y de aglutinación contribuyen a cimentar la montaña de lo ilegible y entre estos libros, perdidos, los que yo he escrito. No digo en cien años, en diez, en veinte ¡qué quedará de todo esto!.

Julio Ramón Ribeyro  Julio Ramón RibeyroProsas apátridas

Esta entrada fue publicada en Sin categoria y etiquetada . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario