La vanidad

La vanidad está tan anclada en el corazón del hombre que un soldado, un aprendiz de albañil, un cocinero, un mozo de cordel se jacta y quiere tener sus admiradores; y hasta los mismos filósofos los desean; y los que escriben contra la vanidad aspiran a la gloria de haber escrito bien; y los que les leen quieren tener las gloria de haberles leído; y yo, que escribo esto, tal vez sienta también el mismo deseo; y acaso los que me lean…

Pascal

Pascal

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