Descubriendo a John Berger

Un día, en la mesa polvorienta y atestada de una librería de segunda mano de Londres, John Berger apareció en mi vida. Era un libro naranja y descuajaringado, con la portada llena de dobleces y palabras ininteligibles y minúsculas escritas en bolígrafo. El interior también estaba lleno de anotaciones en un idioma que desconocía, así que, intrigada por el título «Ways of Seeing» («Maneras de ver»), me lo llevé a casa. Empecé a leer en el largo recorrido en metro que me llevaba al lugar en las afueras de Londres, donde vivía entonces. Cuando bajé del vagón, el mundo ya no era el mismo, yo ya no era la misma y mi punto de vista —ese que, con pueril desfachatez, yo creía inamovible— se había hecho trizas. En 20 páginas y 12 paradas de metro, el acto de ver había adquirido una brillantez y un sentido que me acercaba a un misterio que siempre se había mostrado esquivo conmigo: mirar es encontrar.

Isabel Coixet

Isabel Coixet, directora de cine

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