Escribes una oración, y si dentro de esta hay una palabra que no te gusta (pasa todo el tiempo), empiezas a buscar la palabra correcta, la palabra: lees en el diccionario, buscas sinónimos, tratas de corregir la frase… Y usualmente, la palabra a la que llegas o la que se te ocurre no es la que pensabas que estabas buscando, sino una que tiene la cantidad correcta de sílabas o los sonidos precisos. Luego pones esa palabra que escogiste dentro de la oración, y te das cuenta de que, de pronto, la frase ha cambiado; de modo que tienes que ajustar el resto de la oración para que se amolde y complemente aquella palabra. Esto, en un nivel muy oral, es para mí la creatividad.
Richard Ford