Querida Chachinita:
¿Nunca te he contado el cuento de que me caes re bien? Pues si ése ya lo sabes te voy a contar otro. Ahí tienes que había una vez un muchacho más loco, que toda la vida se la había pasado sueñe y sueñe. Y sus sueños eran, como todos los sueños puras cosas imaginarias […] Bueno, la historia es muy larga y voy a dar un brinco. Vinieron los años buenos en que comenzó a ver acercarse un sueño. El mejor de todos. Grande y enormemente hermoso. Era una muchachita rete horripilante que levantaba la ceja para mirar a los seres despreciables que iban a su lado. Así era de lejos. Pero más cerca, cuando se veía todo lo que ella era claramente, cuando uno se asomaba a sus ojos, el cariño cegaba todas las demás cosas y uno ya jamás quería separarse de su lado. Ese sueño que eres tú todavía dura. Durará siempre, porque siento como que estás dentro de mi sangre y pasas por mi corazón a cada rato. […]
De verdad, cuídate mucho, come y duerme bien y sueña con los angelitos y no con esta cosa maligna que soy yo.
Pero no me olvides.
Y que siempre seas igual, Chachinita adorada.
Juan Rulfo (Carta a Clara Aparicio)