No creáis a los críticos, leedlos
si no tenéis más remedio.
Pero no les creáis una sola palabra.
¿Cómo pueden juzgar ellos a los poetas?
¿Cómo pueden los críticos
juzgar a los equilibristas muertos
o malheridos?
Sus interpretaciones tomadlas como ficción,
Sin mayor trascendencia.
¡Solo es trascendente la poesía!
Solo los lectores, en conversaciones informales con su alma,
tienen derecho a enmierdar
a los poetas.
