El honesto ciudadano

En la mesa contigua también come un hombre solo. Debe de ser viudo porque lleva una corbata negra, con la punta metida en el bolsillo de la camisa para que no se manche
En su opinión  es lamentable la escasez del espacio, tan exiguo en los restaurantes como éste.
-¿Usted se ha fijado? Pero bueno, ¿se ha fijado usted en lo pequeñas que son las mesas y que apenas hay espacio entre unas y otras?…etcétera.
Luego se queja de las prisas del camarero que circula sudoroso, cargado de platos: ¿a qué vienen tantas prisas para traerte el siguiente plato, cuando a él le sobra el tiempo? Luego considera el deterioro paulatino y general de las cosas, los servicios, las relaciones. ¡Todo va a peor!
 -En general, falta de respeto -concluye con un suspiro.
Pero la estrechez de los restaurantes, las prisas de los camareros y demás circunstancias degradantes no agotan su malestar, y también se queja de la globalización, de esos emigrantes que vienen a una Europa donde ya no hay empleo que ofrecerles, y una vez aquí no saben qué hacer:
-Vamos a ver, quiere usted decirme a qué vienen?
Mientras rezongaba contra en pésimo funcionamiento del mundo, este honesto ciudadano ha despachado un plato de raviolis y otro de cocido, acompañado todo con medio litro de vino tinto, y luego un platillo de naranjas al vino, un café y una copa de coñac…Y mientras bebía el coñac a sorbitos, con manotazos escépticos iba pasando las manchadas páginas del diario Sport.
 

Vidal-Folch. Lo que cuenta es la ilusiónIgnacio Vidal-Folch. Lo que cuenta es la ilusión. Destino

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