Creo que la novela está muy viva como forma literaria. No hay duda de que cada época tiene sus formas, y la novela, en la actualidad, no puede parecerse a la del siglo diecinueve. En este campo están justificados todos los experimentos, y es mejor escribir algo nuevo torpemente que repetir lo antiguo brillantemente. En el siglo diecinueve las novelas trataban del destino de una persona o de una familia; tenían que ver con la vida en esa época. En nuestra época los destinos de las personas están entrelazados. Lo reconozcamos o no, nuestro destino está mucho más vinculado al de otras personas que antes. Esto modifica la arquitectura de la novela, en la que, como en el cine, hay una sucesión de primeros planos y de planos panorámicos. He tratado de abordarla novela de formas distintas, abandonando la antigua obsesión por construir un personaje en la que se basan las novelas tradicionales

“es mejor escribir algo nuevo torpemente que repetir lo antiguo brillantemente” : si, si, si