Vente conmigo al frío del invierno. Deja que todo pase como pasa una mano por la piel, como corre la lluvia por el cristal de un dormitorio. Allí se puede ser feliz. Incluso volveremos un día, descalzos y abrazados en la niebla, a caminar por esta playa cuando seamos viento.

Luis García Montero