La invención del verano. Xita Rubert

En nuestro edificio, todos se habían ido excepto yo. Las iniciales o apellidos de cada vecino figuraban en los buzones, pero siempre hubo un ser sin nombre, un piso fantasmal, y de un día para otro el fantasma escribió: Viuda del Señor Ochoa

Origen: La invención del verano | Babelia | EL PAÍS

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