La poesía salva no solamente al que la expresa, sino a todos cuantos la leen y recrean.
La poesía, ya sea exterior o profunda, es mi principal fuente de conocimiento. Me enseña el mundo y en ella aprendo a conocerme a mí mismo.
La poesía es reveladora de lo que sabemos y olvidamos. Sirve para rescatar el tiempo perdido, para levantar el ánimo, para tener alma completa, y no fugaces momentos de la vida. Ella nos libera de lo circunstancial, de lo transitorio.. Ella nos hace unánimes, comunicativos.
