Si tu regla es el desorden, pagarás por haber puesto orden. Sigue tu regla.

Detrás de este triste espectáculo de palabras tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas, de que no haya muerto del todo en tu memoria…’

Deberíamos vivir tantas veces como los árboles, que pasado un año malo, echan nuevas hojas y vuelven a empezar.

En las áreas en las que nos ocupamos, la comprensión sólo se produce en forma de relámpagos. El texto es el largo trueno que los sigue.