P.: ¿Le resulta fácil el acto concreto de escribir?
R.: Para mí, escribir es sobre todo una cuestión de reescribir Se trata de intentar mejorar continuamente el texto hasta llegar a una versión definitiva tan fluida que parezca escrita sin esfuerzo. Recientemente he estado trabajando en un cuento titulado «The Train on Track Six», y lo he reescrito quince veces de principio a fin. Entre todos los manuscritos han debido de ser unas doscientas cuarenta mil palabras, y en total le habré dedicado unas dos mil horas. La versión final, sin embargo, no pasará de las veinte mil palabras.
P.: Entonces, ¿es raro que un relato le salga a la primera?
R.: Hace poco mi mujer le echó un vistazo a la primera versión de algo en lo que estaba trabajando y me dijo: «Joder, Thurber, esto es de estudiante de instituto». En esos casos tengo que decirle que no se preocupe, que espere al séptimo borrador. No sé por qué tiene que ser así, no sé por qué los primeros dos borradores de todo lo que escribo parecen escritos por la asistenta.

(Entrevistas de «The Paris Review»)