Me eligió como se elige un libro en una biblioteca. Ignoro si me escogió por el título, el lomo, la portada, la tipografía o por mi ubicación entre otros libros. No sé qué clase de texto fui para ella.

No siento respeto por el arte que procura comodidad y alivio, por las novelas y la música y la pintura que te hacen más soportable la estancia en la celda.

Bebo por el paraíso, la muerte y la mentira del amor.

Los ojos que han contemplado Auschwitz e Hiroshima, nunca podrán contemplar a Dios.
