P.: ¿Entonces no dibuja usted a sus personajes del natural?
R.: No, nadie sabe lo bastante de los personajes de la vida real como para convertirlos en personajes de sus novelas. Uno empieza y, de pronto, no se acuerda de qué dentífrico usan, o de qué ideas tienen en materia de interiorismo, y se queda completamente encallado. No, los grandes personajes emergen; los pequeños se pueden fotografiar.
