Los poetas trabajan de noche,
cuando el tiempo no les urge,
cuando se calla el ruido de la multitud
y termina el linchamiento de las horas.
Los poetas trabajan en la oscuridad como halcones nocturnos o ruiseñores de canto dulcísimo y temen ofender a Dios.
Pero los poetas, en su silencio, hacen mucho más ruido que una dorada cúpula de estrellas.
