Ha llegado al colmo de la desdicha: es un hombre cotidianamente herido por la desgracia y un pésimo escritor. Ya que sufre de esa manera, debería tener más talento.

No renunciaré jamás a mi fatalidad de tejedor de espumas y de fantasías, que defenderé contra cualquier presión por bien intencionada que sea, puesto que no creo en una humanidad privada de sueños y de juegos.

Julio Cortázar
En la inquietud y en el esfuerzo de escribir, lo que sostiene es la certeza de que en la página queda algo no dicho.

Una historia no tiene comienzo ni fin: arbitrariamente uno elige el momento de la experiencia desde el cual mira hacia atrás o hacia delante.
