Escribo muchos borradores a mano. No copio de un borrador a otro, sino que escribo un fragmento y lo meto en un cajón, lo vuelvo a escribir y de nuevo lo meto en el cajón, y escribo otras versiones de la misma escena. Cuando hay cuatro, cinco, a veces hasta diez versiones en el cajón, las saco todas, las coloco en una larga fila sobre la mesa y extraigo algo de cada una, y puede que esa sea la versión buena, de la que tecleo con dos dedos en este ordenador que tengo aquí.
