He […] advertido en mí ciertos estados que bien puedo llamar poéticos, puesto que algunos han terminado convirtiéndose en poemas. Surgieron sin motivo aparente, a partir de algo accidental; se desarrollaron según su propia naturaleza, y en consecuencia vi alterado por un tiempo mi estado mental cotidiano.

Puede que sea una idiotez, o una obviedad, o ambas cosas, pero estas palabras de Valéry me llevan a ver la inspiración poética, incluso el propio trabajo del poeta (porque el poeta también tiene su labor) cuando está en rapto, o entra en trance, como un «estado alterado de conciencia» más, en el que simplemente entra en contacto con otros planos de la realidad. Planos recónditos e invisibles para cualquier otro, que están en su mente, de donde brota finalmente «hecho» el propio poema, lo que no quiere decir que el texto que genera sea incomprensible.