
Aunque se suele pensar en la novela como el gran género literario en el que fluyen las aventuras y la emoción narrativa, la no ficción está plagada de ejemplos igual de cautivadores. Sobre todo cuando recoge la vida de personas cuya existencia hubiera sido imposible imaginar
No puedo estar más de acuerdo, y ello porque como decía Umbral (cito de memoria, es decir, seguramente mal), “no hay nada tan fascinante para un ser humano como otro ser humano”.
Caí más tarde en la paradoja de que una de las biografías más célebres, al menos de los últimos tres siglos, es precisamente la que versa sobre la vida de un lexícografo (para muchos sería imposible pensar hoy una vida más carente de interés, o sería percibida como una “no-vida”, aunque no es mi caso en absoluto). Hablo, naturalmente, de la “Vida de Samuel Johnson” (Life of Johnson), que Boswell preparó durante años de continua y meticulosa frecuentación de la persona/personaje biografiada.
(Fe de erratas: lexicógrafo se escribe así, perdón; y faltaría añadir una “existencia” entre tantas vidas, perdón de nuevo)