“No apreciarás bien el arte hasta que no aprecies mejor lo que él refleja”, John Ruskin. Esto no significa en absoluto que el arte, y junto con él la poesía, sean espejos de la realidad, como gustan de repetir los doctrinarios del realismo. No, se trata de otra cosa: que el arte crece de la más profunda admiración al mundo, visible e invisible. (Y también que el arte no es algo para estetas).
