[…] del poeta se esperan siempre magnificaciones o cosas así, que sean grandes o deslumbrantes; que tengan una dimensión de impresionar. Concretamente si el poeta lo único que comunica es su pequeña experiencia inmediata, es decir, el mundo de cada día, el mundo como es con todo su vacío y con todas sus incógnitas.
Hay tantos libros como lecturas. Esa es la gran polisemia de la poesía. Eso no está preparado como tal por el poeta, como un proyecto sabido. Sucede y esa es la gran riqueza del lenguaje desconocido o hasta que se manifiesta. Y por eso lo que dirime si hay poesía o no hay poesía, si hay poeta o no hay poeta es el lenguaje.
[…] el lenguaje poético hace realidad lo que no es posible en términos exteriores a ese lenguaje, pero es realidad porque crea imágenes y presencias intelectuales de esa realidad. Y esa es la lectura de la poesía.

Antonio Gamoneda