El trabajo
La primera característica del trabajo es la separación. Hallándose presente y visible, es menester separarse de lo que esté presente y visible. Cavar un abismo entre el tú y el yo, construir una ciudadela alrededor del yo. Cuando haya creado ese abismo, ya habrá trabajado bien: son necesarios tanto el tiempo como una aplicación minuciosa.
La segunda característica del trabajo es el silencio. ¿Va a alentar esas conversaciones absurdas e insignificantes mezclándose con ellas?
¿O, por el contrario, hará de profesor y enseñará a las gentes que sus conversaciones son absurdas?
Entonces, ¡cállese!
La tercera característica del trabajo es la ignorancia. La ignorancia junto con una formidable erudición. Desde la primera palabra erudita, pregúntese: «¿Lo sabe?» «¿Cómo lo sabe?» «¿De dónde le viene este conocimiento?» De ahí, una constante revisión de los valores. Entonces, le sobrevendrá esa carcajada que sugieren el mundo, la ciencia, la filosofía, las ciencias, las filosofías. Esa carcajada es la sabiduría, la escalera hacia Dios.

Max Jacob. Consejos a un joven poeta.