Cualquier persona experimentará un sentimiento de nostalgia al pensar en el pasado. A mí, vulnerable como soy al borde de la cincuentena, la tristeza del otoño me abrumaba con una fuerza extraña que nunca había imaginado cuando era joven, y me emocionaba tan solo al ver una hoja de pueraria trémula al roce del viento. Y, además, al contemplar el paisaje sentado de noche en ese arrecife, eché de menos la prosperidad pasada y me lamenté de la fugacidad de la vida.
Junichiro Tanizaki. El segador de cañas