Ahora que tengo sesenta años ya he comprendido que la misión del escritor es hacer sólo lo que sabe hacer; para el narrador es contar, representar, inventar. Hace muchos años que dejé de establecer preceptos sobre cómo se debería escribir. ¿De qué sirve predicar un cierto tipo de literatura u otro si luego las cosas que se te ocurre escribir a lo mejor son completamente distintas? He empleado un poco de tiempo en comprender que las intenciones no cuentan, cuenta lo que uno realiza. Así, este trabajo literario se convierte también en un trabajo de búsqueda de mí mismo, de comprensión de lo que soy.

Italo Calvino
(A través de «Calle del Orco»)
¡Precioso y, aunque desde mi escasa experiencia, totalmente de acuerdo.