Interesante en la literatura actual la oposición entre el artista y el intelectual, vistos como incompatibles. Cada uno de ellos arrastra sus carencias: el artista siempre inspirado suele ser habitualmente un canalla que imagina que tiene privilegios y los demás tienen que estar a su servicio. Por otro lado, el intelectual manipula a los demás con sus coartadas racionales y sus chantajes históricos, explica todo y todo sirve para justificarlo. En definitiva, es otra materialización de la tensión entre el arte y la vida.

Ricardo Piglia. Los diarios de Emilio Renzi. Años de formación