Joan Margarit: «Nuevas cartas a un joven poeta», 2. La necesidad

Para escribir un poema no hay unas condiciones mejores que otras: se impone la necesidad de buscar, encontrar, escribir, reescribirlo, trabajarlo hasta el final. Si un poema puede esperar, es que no ha encontrado a nadie que lo escriba. Más todavía: si quien tiene la pretensión de ser poeta no sabe convertir cualquier situación personal -por difícil que sea- en una situación donde su obra continúe, es que está equivocado. Si uno no puede dárselo todo a la poesía – y «todo» quiere decir toda la verdad que haya en su vida- no debe continuar.

[…]

La cuestión principal es saber hasta qué punto le es necesario a un poeta escribir un poema. Rilke tiene razón cuando habla de no poder vivir sin escribirlos, y lo que dice es todavía válido. […] Pues, hablando de poesía, se trata justamente de esto: una necesidad imperiosa, inaplazable. Si no es así es inútil pretender ser poeta. Si se la plantea con tibieza, el joven no obtendrá de la poesía más que una mala relación, le amargará la vida, porque no le concederá el bien más preciado: la obsesión, la pasión por los poemas, la sensación de que la vida es absurda sin la poesía.

Sólo poseyendo esta obsesión el poeta podrá amar los propios problemas más que las posibles soluciones, porque la poesía surge desde los problemas más que desde las soluciones. Y la manera de entrar en lo más profundo que tiene la vida es a través de lo que permanece sin resolver, vivo, dolorosamente abierto. […] El lector «que no tiene tiempo de leer», «que no encuentra el momento», sencillamente es que está lejos de la necesidad, de esta necesidad que es la misma para leer que para escribir un poema. Porque ser un buen lector es más difícil que ser un mal poeta.

Joan Margarit. Nuevas cartas a un joven poetaJoan Margarit

Esta entrada fue publicada en Didáctica literaria, El oficio de creador y etiquetada , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario