El yo está relativamente prohibido en el periodismo. Debería estarlo mucho más. Sin embargo, el yo es el campo de acción de la poesía.
En el periodismo te expones a que te echen, a caer mal y a crearte enemigos que ni siquiera conoces. Eso va con el carné. Con la poesía te expones a contar los conflictos personales.
La poesía te tiene que sacar de contexto y el periodismo ponerte en él; la poesía te debe apartar de tus certezas y el periodismo de tus engaños.
