Los libros

Menéndez Salmón. El corrector

Creo que de nuevo fueron los libros los que me trajeron un poco de paz. Siempre que algo me abruma acudo a mi biblioteca. Sencillamente me tranquiliza acariciar un lomo, leer una página al azar, estudiar el mapa de Yoknapatawpha, que aparece en mi ejemplar de ¡Absalón, Absalón!

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