Lectura; ‘Los nuevos’, de Pedro Mairal

Pedro Mairal. Foto: Estefanía Leal

‘Los nuevos’: Pedro Mairal, entre las grietas de la adolescencia

La nueva novela del escritor argentino alberga las historias de tres jóvenes que experimentan la dificultad de convertirse en adultos. Más información: El festival NUDO de ‘poesía desatada’ ilumina Madrid con un programa de alto voltaje

Origen: ‘Los nuevos’: Pedro Mairal, entre las grietas de la adolescencia


Textos

Acá hace un calor que se caen los pajaritos, se tiran de cabeza cuando chillan las cigarras. De verdad. Había dos pájaros muertos hoy en el jardín. El Hobbit me dijo que saliéramos, que hoy podíamos hablar afuera. Pero era porque ahí ella puede fumar. Nos sentamos en esas mesas y sillas que parecen robadas de una pizzería. Ella dejó su bolso sobre la mesa, se alejó unos metros para hablar con un enfermero que pasaba, dijeron algo sobre la medicación de no sé quién, me dio la espalda. Volvió a la mesa, sacó los cigarrillos del bolso, lo revolvió buscando fuego, tuvo que pedirle al chico pelado al que tampoco nadie viene a visitar y que siempre está fumando en el mismo lugar. Fumar tabaco se puede. A mí no me dejan, pero los demás pueden. Igual no me gusta el tabaco. Así que el Hobbit volvió con su pucho prendido y yo aparentemente antes de sentarme. Un hobbit recién salido de la peluquería. Debe tener un casamiento hoy, una fiesta de la Asociación Argentina de Psiquiatría Infanto Juvenil. La AAPIJ. Una institución que si no existe la deberían inventar para que mi terapeuta asignada vaya hoy a la noche a bailar un rato a la fiesta anual y ver si después logra irse con alguno que le sacuda un poco la vegetación achaparrada. Que se enamora y no me traspasa a mí su angustia de un metro cincuenta. Es horrible hablar con ella. Es horrible quedarme callado. De pronto saca del bolso un cuaderno de tapa dura y unas biromes y me los pone delante. —Ya que no querés hablar conmigo quizás podrías escribir —me dice—. Leí un texto tuyo sobre andar en bicicleta que está colgado online. Tenés facilidad de palabra, Thiago. Te va a hacer bien escribir. De lo que quieras, de lo que pasó, o no, o de otra cosa. Lo que vos tengas ganas. — ¿Cuándo me van a dar mi teléfono? —En unos días te lo dan.


Dejé las bolsas en la cabaña y yo fui caminando solo. Crucé las dunas. ¿Por qué pasaba una cosa así? ¿Por qué colapsan los cuerpos? ¿No aguantan más? ¿La gente se rompe? ¿Por qué te rompiste, mamá? ¿Qué estabas aguantando? ¿Qué sostenías? ¿El sol tuyo cuantas personas cuidaba? ¿Por qué se apagó ese sol? ¿Y por qué te puedo hablar? Puedo volver, puedo seguir. Puedo caminar durante horas diciendo el nombre de las plantas que me enseñaste: tamariscos, lavandas, romero. ¿Y esa cómo se llama? Acacia, en otoño les sale una flor amarilla. ¿Y esa naranja? Taco de reina, la flor se puede comer en ensalada. ¿Y esa es una margarita? No, ese es diente de león.


Bruno caminó hacia su pabellón. Fue un momento muy sencillo pero que siempre iba a recordar. Sintió por primera vez que estaba viviendo su vida, por haber animado a hablarle así a esa chica y haber logrado que ella aceptara salir con él, también por el simple hecho de haber lavado su propia ropa, y estar llevándola doblada y con buen olor en ese bolso que cargó al hombro como si se cargara a sí mismo de pura felicidad. Antes su ropa se ensuciaba, juntaba olor, se apilaba arrugada y húmeda como días desperdiciados, y él no sabía qué hacer con eso, solo sabía llevarla a una lavandería para que otros se ocuparan de su mugre, como había hecho siempre. Pero ahora la había lavado toda por unas monedas y había sido fácil y placentero doblar y guardar la ropa tibia, fragante, para los próximos días. Y aunque eso podía ser un acto mínimo para cualquier persona, significó para Bruno un quiebre, algo que lo llenaba de confianza, como si lavar su ropa y animarse a invitar a una chica desconocida a salir era un mismo gesto lleno de futuro. Sintiendo de golpe todo eso, se dijo: Calmate un poco, Brunito.


…se despidió moviendo la mano como limpiando un vidrio.


Salieron otra vez a ese viento que los enredaba y no los dejaba hablar, como si les volara el globo de los diálogos a la historieta de al lado.


Parezco sospechoso anotando cosas en mi cuaderno como un desaforado. Como un espía de algo, un informante. Dentro de algunos años seguro va a estar prohibido escribir una mano en libretas y cuadernos. Va a estar prohibido el papel. La palabra escrita va a tener que ser abierta y online. La escritura en papel va a ser considerada palabra cerrada, oculta, demasiado secreta y cifrada. Si no tenés nada que ocultar, ¿por qué escribís a mano con esa letra ilegible? ¿Por qué no escribís como todos en plataformas abiertas, en mensajes directos, en redes? ¿Por qué no quieres que quede huella de tu escritura en la web? Toda comunicación escrita, por una cuestión de seguridad, deberá estar en línea. Todo texto deberá ser digital, para que puedas demostrar tu inocencia en caso de ser acusado de algo más adelante. Queda prohibida la circulación de textos por fuera del sistema de control. Ya no habrá más libros en papel. La obra de un autor podrá ser modificada en caso de que alguno de sus temas ofenda la moral o ponga en peligro algún aspecto del bienestar mundial. No va a existir el original. Toda obra será una obra cambiante.


Yo no te veo desde ese día, Pil. Y ahora, años después, el avión se va acercando al aeropuerto. ¿La señora de adelante dirá: Tomá, ahí tenés. ¿La península ibérica? Voy a aterrizar en Madrid, voy a bajar, voy a pasar migraciones, voy a tomar esos trencitos subterráneos de Barajas, voy a pasar la aduana y me vas a estar esperando a la salida. La expectativa por la alegría de volver a estar juntos. Vas a verme de lejos y vamos a saludarnos levantando los brazos. Quizás más o menos a la misma distancia a la que estábamos esa tarde, en mitad del campo. Me gusta saludar así de lejos. A veces me gusta más eso que el abrazo. Estoy cansado y con hambre. Al bajar del avión voy a dejar este cuaderno en el bolsillo del asiento. Sólo literatura. ¿Cómo siguió ese día en el medio de la nada? ¿Qué pasó?

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