La literatura, como la política, como la moral, como todo, está llena de supersticiones. Una de las grandes supersticiones de la novela la construyeron la pedagogía y los circunspectos catedráticos de la universidad, y es la que afirma que los personajes evolucionan psicológicamente. Pero cómo demonios va a evolucionar un personaje de novela si solo son frases escritas, palabras inventadas.

Manuel Vilas