Lectura: «El polaco», de J. M. Coetzee

El amor y el estilo tardío | Letras Libres

El polaco es una novela de amor. El polaco es, también, la decimoctava novela de J. M. Coetzee, escritor sudafricano al que le concedieron el Nobel hace veinte años por sus obras de ficción. El polaco es una novela de amor narrada…

Origen: El amor y el estilo tardío | Letras Libres


 Textos

1. La mujer es la primera en causarle problemas, seguida pronto por el hombre. 

2. Al principio tiene una idea perfectamente clara de quién es la mujer. Es alta y grácil; según los estándares convencionales, acaso no sea calificable como una belleza, pero sus rasgos —cabello y ojos oscuros, pómulos marcados, boca prominente— son llamativos y su voz, en leve contralto, tiene un suave poder de atracción. ¿Sexy? No, no es sexy, y sin dudas no es seductora. Es posible que haya sido sexy cuando era joven —¿cómo no haberlo sido con semejante figura?— pero ahora, con sus cuarenta y tantos, practica un cierto aire de lejanía.



    3. El hombre es más problemático. En la idea, como queda dicho, resulta perfectamente claro. Es polaco, ronda los setenta, unos setentas vigorosos, es un pianista conocido como intérprete de Chopin, pero un intérprete controvertido: su Chopin no es nada romántico sino, por el contrario, austero, un Chopin heredero de Bach. En este sentido es una rareza en el ambiente de los conciertos, rareza suficiente para atraer a un público pequeño pero entendido en Barcelona, la ciudad a la que ha sido invitado, la ciudad en la que conocerá a esa mujer grácil, de hablar suave.



    Además de su esposo, no tiene gran experiencia con hombres. Pero durante los años ha oído numerosas confesiones y confidencias de amigas. También ha observado con mirada objetiva cómo se comportan los hombres de su clase. Y ha salido de esa exploración con poco respeto por los hombres y sus apetitos, sin deseo de que una ola de pasión masculina caiga sobre ella.



    ¿Por qué está con él? ¿Por qué lo ha traído hasta aquí? ¿Qué es lo que le resulta grato de él, si es que algo le resulta grato? Hay una respuesta: que él disfrute de estar con ella de una forma tan transparente. Cuando ella entra en una habitación la expresión de él, por lo general tan adusta, se ilumina. En la mirada que la baña hay una porción de deseo masculino, pero a fin de cuentas es una mirada de admiración, de deslumbramiento, como si él no pudiera creer en su propia suerte. A ella le da placer ofrecerse a esa mirada.


    Esta entrada fue publicada en El oficio de lector, Lecturas recomendadas y etiquetada . Guarda el enlace permanente.

    Deja un comentario