Cuando a Bukowski le diagnosticaron leucemia a los 72 años de edad en un estadio avanzado, decidió dejar de fumar y de beber.
Estaba escribiendo su novela Pulp, y recién a esa edad, y para su sorpresa, descubrió que podía hacerlo sobrio.
También decidió convertirse al budismo, por lo que al fallecer, su ataúd fue cargado por tres monjes budistas.
En su tumba, en California, reza la frase:
«Don’t try»

(A través de Historias de la Literatura)