Los poemas no perduran como objetos, sino como presencias. Cuando lees algo que merece recordarse, liberas una voz humana: devuelves al mundo un espíritu compañero. Yo leo poemas para escuchar esa voz. Escribo para hablar a aquellos a quienes he escuchado.

Louise Glück
El poder reflexivo y recíproco del lector de poemas se manifiesta en esa respuesta íntima a la voz interior que ha sido despertada. Es un acto de valorización del pensamiento inspiracional, que se inmortaliza cada vez que cobra vida en la propagación que el lector realiza. Leer para escuchar, escribir para hablar… Qué interesante cómo se revela un sentimiento de reciprocidad, un tributo silencioso a la cocreación poética, donde el lector se convierte en eco y extensión del espíritu que lo ha tocado.