En un momento dado, todo poeta empieza a sentir el peso de sus visiones y su poema se convierte en una sala de baile, en un escaparate mágico. Se verifican laberintos, enlaces, y el poema organizado como una resistencia frente al tiempo se convierte en un arca que fluye sobre las aguas con todos los secretos de la naturaleza. El arca llega a una isla desierta, allí se encuentra con un almirante náufrago que dialoga incesantemente con una gallina que tiene un ojo de vidrio; en fin, una novela.

José Lezama Lima