
Se dice que al mirar lo cotidiano se descubre el misterio que en sus objetos y situaciones habita y es la esencia de lo poético. Solo los seres humanos, según Steiner, poseen ese extraño don de la posibilidad: la capacidad de abrir mundos alternativos con una breve palabra de dos letras: si. Pero ojo, los escenarios de la memoria son siempre sospechosos y escribimos para pensarlos, para comprenderlos. Pero, comprender, ¿es posible? «Siempre sospechosa, la memoria, efectivamente», responde ella. Y el recuerdo se vuelve una ficción permanente, un cuadro, un lugar, que reescribimos cada vez que regresamos a ella.