Podrías ver un ángel en cualquier momento
y en cualquier lugar. Claro que tendrías
que abrir los ojos hacia algo así como
un segundo nivel, pero no es tan
difícil. Todo ese asunto acerca
de qué es realidad y qué no
nunca fue resuelto y es probable
que no lo sea nunca. Así es que no me importa
estar muy definida con respecto a cualquier cosa.
Tengo un montón de bordes llamados Quizás
y casi ninguno que pueda llamarse
Certeza. Eso para mí, no para
otras personas. Hay un lugar
en el que simplemente no podés entrar, no
del todo al menos: la cabeza de
los demás.
Y con esto te dejo.
No me importa cuántos ángeles
pueden bailar en la cabeza de un alfiler. Me basta
con saber que para alguna gente ellos existen
y que bailan.
