El poder de la poesía no es una ilusión. Para creer en su poder, hay que creer primero en los hombres. Más que leerse, la poesía se recupera. Se va a la poesía a buscar algo que ya ha pasado en nosotros —que es la poesía misma, como lo quiere Hazlitt— y que esperamos reencontrar.

Origen: Juan José Saer – Emily Dickinson y la cuestión de la poesía